ESRUZA
Las azaleas se secaron,
riego y cuidados les faltaron.
Ya no podrán florecer, y no
brindarán más su sutil belleza.
El jardinero olvidó regarlas,
se secaron desde las raíces;
sus flores ya no dejarán volar
su delicado aroma.
Sí, las azaleas se secaron,
y la tristeza me invade, al ver
que ya no podrán florecer,
ni para otra primavera
ni para el crudo invierno.
Al jardinero le gustaban,
pero no tanto como a mí,
por eso olvidó regarlas,
y finalmente, se secaron.
Las azaleas se secaron,
como se secan los afectos
cuando se les deja de alimentar.