ANA LESMAN
Esta punzada que anega mis letras
no es más que un alarido al viento
para dejar de sentir la ausencia.
Para pedir auxilio de un desastre anunciado.
Para no ahogarme en un jardín de poemas.
Para dañar la savia que marchite la culpa.
Para que me regreses mi perfecto caos,
mi maldita forma de reír, mi sonrisa infantil
perdida en la cuneta de los sueños
cuando, a hurtadillas, arrebataste el olor a jazmín de mi fe,
la esmeralda de mis ojos, el escarlata de mis labios,
o el satén de mi cuerpo… ¡En fin!
Cuando te volviste tiempo desnudo