MOISÉS ESTÉVEZ
- Y eso es todo doctor. Este es el resumen de lo que me ha pasado
desde la última vez que nos vimos. – Le dijo a su psicólogo. - No es poco Sr. Anderson. Tan sólo con lo del día de ayer tendría usted
suficiente para escribir un buen relato. – - Me temo que ese es mi día a día. –
Anderson era detective privado, y hace dos días recibió una llamada de
su actual cliente a la que notó un tanto preocupada, por lo que decidió ir a
verla. Quedó en su apartamento para el día siguiente sobre las cinco de la
tarde, llevaría unos cafés y de paso la pondría al tanto sobre las últimas
pesquisas que sobre el trabajo que le encargó había reunido.
Obligado a subir las escaleras del céntrico edificio donde residía su
pagadora, una vigésimo primera planta, debido a una claustrofobia
diagnosticada que le impedía coger el ascensor, empezó a notar una extraña
sensación. Un mal presentimiento, no sabía por qué, pero sus años de
experiencia le habían hecho desarrollar ese sexto sentido…