ESRUZA
Qué harás cuando seas viejo
y yo ya me haya ido, ¿te importará?
Tal vez nada, tal vez algo.
O, tal vez, no sea ni siquiera un recuerdo.
Qué harás cuando seas viejo,
y ya no disfrutes la soledad, y ésta,
quizá pese en tus noches y tus días;
me dolería mucho, pero no lo sabré.
Qué harás cuando seas viejo,
¿un estorbo para los que te rodean?
¡Dios no lo permita! Porque es un
triste final para algunos de nosotros,
cuando llegamos a viejos.
Ya no seré ni esa estrella fugaz
que, aun siendo fugaz, cruzó
por un buen tiempo por el firmamento
de tu vida; porque ya me habré ido al infinito.
y no lo sabrás.
Acaso, si llegas a saberlo,
me recordarás con dulzura o,
con amargura de los tiempos
idos de tu alegre juventud.
O, sólo extrañarás las ninfas
de los trenes de pasada.
Qué harás cuando seas viejo, y la vida
ya no te ofrezca los dones de la juventud:
Las sonrisas de esas ninfas, flores frescas
de perfumes oferentes, y todo aquello
que siempre buscaste, encontraste y disfrutaste;
no lo sabré, porque me iré primero que tú.