LUIS CASTELLANOS
Una noche escribía un libro, sentado en un banco, en el parque debajo del único farol que encendía frente a los jardines de mí apartamento, había una alerta de cuarentena, aquel cielo con estrellas me hipnotizaron, una noche fresca con distintos aromas a flores, de aquel rocío, su frescura que entre ellas caminaba, una brisa susurraba a mis oídos, a tal punto que cerré mis ojos y escuchaba algunas voces en aquellas estrellas, mi libreta abierta era una historia del universo, la creación del mundo y su humanidad, inspirado escribía. Más allá estaba la luna, me senté junto a ella y hablamos, me dijo: aquella estrella es un mundo que se acaba por culpa de su humanidad, de su ingenuidad, por no cuidar a la vida, era otra estrella que desde lejos también lloraba y sufría, muchos de ellos no quiere ver cuánto vale estar vivo, desafiando a la muerte que ahora es su sombra, entre guerras quieren vivir, sin importarles ni a la humanidad ni a las generaciones. Otra estrella pasa y se detiene al oír hablar de la vida y la muerte y sin titubeos dice: soy quien vigila al universo y ese planeta que está ahí lo tiene todo para vivir; Mi amigo el tiempo le ha mantenido por millones de años con una esperanza “que aprendan a vivir” pero hoy ya ves que desafían a la vida y a la muerte, y la muerte está ganando la última batalla, enseguida la muerte que estaba alerta y casando como siempre, se acercó a la charla y les dijo : todo lo que nace debe morir, pero ahora son culpables de hacerlo antes del tiempo que es testigo de las oportunidades, pude a ver llegado de cualquier forma, hoy soy más invisible pero también más implacable y violento ,puedo llegar con dolor o sin él, da igual, la humanidad no se cuida, pueden ponerme el nombre que quieran, guerras o pandemias. ¡A! Se me olvidó presentarme me llamaron n covid la última estrella por esta vez. Pero ya no pude despertar, ni terminar de escribir mi libro, ni regresar al parque, había desafiado a la muerte cuando Salí a escribir, violando la cuarentena sin ver la magnitud real que se vivía sobre el mundo, así me hice protagonista de ésta lamentable historia.
Saber reconocer errores, es de valientes…pero a veces es muy tarde para subsanarlos.
Gusté leerte, amigazo
Shalom
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