ANA LESMAN
Él sepultó su utopía efímera e inmarcesible
concibiendo detener la clepsidra
mientras al unísono sus horas
anunciaban una triste melodía.
¡Tiempo nómada de presente errante!,
no busques en liturgias de atardeceres
porque, quizás, no deseas ver,
quizás es que tus ojos se vaciaron de luz de vidrio
y mueres sin ella en cada crepúsculo.
Mas ella, en otros lares, donde nadie la señala, donde nadie la habita,
ruega a no sabe qué Dios:
“¡Enséñame a ser dichosa lejos del dolor!, de mi dolor que es el tuyo,
lejos, te lo imploro, de la aflicción de tu error”.
bellisimo!!👌
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