ADÁN ECHEVERRÍA
Dícele su madre:
“Hija, por mi amor,
que se acabe el llanto,
o me acabe yo”
Luis de Góngora y Argote
La vida es un jaguar que lame el río
la vida es romperse en lo más hondo
desangrarse en cada círculo
ahí quedan las huellas
y el jaguar de luz es abandono
para cada mancha de amor que no tuvo remedio
cayó el amor escucha el silencio descender calló el amor
el círculo ha roto aguas
aquel vaso tan roto falto de mí
de nuestra opaca tristeza
ese búho de sangre sigue en la escalera.
Ella no pudo con sus catorce años
matar al jaguar ni cazar al venado
o reconocerse selva para que todo ocurra
en este libro que somos
parte del poema
del poema diario en el silencio de los días
del día todo poema
del silencio todo palabra
porque somos palabra
palabra selva y la palabra jungla
la palabra magia
la diaria magia bruja mía
Este venado que soy y este jaguar que he sido
en esta selva de luz en este bosque
donde la quemadura es tu lengua
sobre mi esqueleto
porque ese búho de sangre me persigue
como el poema que ahora eres
debajo de la piel