ADÁN ECHEVERRÍA
Llega desde la edad del mundo más remota
con su terrible sordera equidistante
envuelta en papel periódico me grita
el apurado trago de no reconocerse
para esta cacería.
Ella surgió en la voz
del sueño anaranjado de tanto anuncio en la ciudad
de toda calle de ciudad
de toda reja en la ciudad.
Pudo llamarse callejera
como pudo llamarse diana venus o rebeca
nidiviney que cae y cae y va cayendo sola
como ha caído Troya
como cayó la honra los dientes y la travesura.
Pudo salir tal vez de alguna iglesia
pasearse en yate sobre la marejada
caminar la playa con la piel ardiente del bronceado
o sumirse en el confesionario rascándose la culpa.
Ahí su rostro marchito
los senos de la ponzoña
el caramelo para unos dientes postizos
tan mordelones los dientes tan corrosos
Así vino vino tinto toda ella
así llega hasta mis ojos
desde la edad del mundo más remota
experiencial y cíclica
conductivista y multiforme
curricular y sandinista
atraversada y reptilínea
entristecida y referente.
Ella la de los tenis y las colitas chuecas
esa que no se quita los calcetines al levantar las piernas
y arde en esos ojos que te esperan en la oscuridad.