MOISÉS ESTÉVEZ
Capítulo 4.
La agnición se materializó ese día, precisamente tenía que ser hoy -¡Joder! –
David se levantó ese día con una sonrisa tonta en los labios junto con
una cálida y feliz sensación por la velada de anoche.
Tras darse una ducha con agua tibia y vestirse, decidió que tomaría café
de camino al trabajo.
Iba bajando tranquilamente los pocos escalones que jalonaban su
apartamento cuando nada más pisar la calle tropezó con él.
– Hola David, que sorpresa verte después de tanto tiempo –
– Hola Samuel, que tal estás –
– Muy bien, ¿y tú? –
– Bien, no me quejo –
– Que casualidad el vernos por aquí, ¿verdad? –
– Me mudé a este barrio después de que lo nuestro acabara –
Tras un intercambio de frases triviales, David adujo que llegaba tarde al
trabajo para zafarse de la conversación con su ex pareja, y es que no le
apetecía que afloraran recuerdos y sentimientos que aún no había superado.
No pudo evitar que su mente empezara a ocuparla ese inesperado
encuentro, hasta tal punto que recordó que no había pasado por el café hasta
que no vio al guardia de seguridad que flanqueaba la entrada de su centro de
trabajo con uno en la mano.
– ¡Mierda! – se dijo, con lo bien que me había levantado esta mañana…
ME GUSTA
Me gustaLe gusta a 1 persona